"Crónica del homeless burgués con la casa vacía."
Marcos Hillebrand
shaquerla.blogspot.com.ar
Segundos después de comenzar a contarle a Constanza lo que me ocurría, tímido y sin levantar demasiado la voz, un vagabundo nos interrumpió pidiéndonos monedas. Constanza no tuvo oportunidad de luchar contra su inherente y bella generosidad. Yo no pude seguir. Cuando retomamos el paso, después de haber demorado algunos minutos hurgando nuestros bolsillos, ella volvió al tema y preguntó qué me ocurría.
- Ya no recuerdo bien.- Le dije y seguí paso.
Observaba las copas de los álamos silbando Minor Swing mientras Constanza me contaba algo que sonaba como una especie de tragedia. Su bulldog ingles y unos aparentes problemas de respiración innatos, creo. Pensaba en silencio; debía ser ya.
Cuando llegamos a su casa y vi que sus hijos llegaban en simultáneo del colegio me contuve.
- Ya llegó Jorge.- Dijo al ver el auto de su marido a un costado del garaje
.
.
Allí terminó de descargar sus balas. Una aniquilación despiadada, sin querer. Me agradeció, como siempre, mis esfuerzos por hacerle ameno aquel trabajo que ambos detestábamos por igual y yo, después de un silencio profundo, respondí con certeza.
-Bien, Constanza. Bien. Recordame nomas como aquel vagabundo; yo te voy a recordar como Constanza.
Observé su rostro lleno de confusión por un momento y luego me marché con las manos en los bolsillos y silbando Minor Swing.
Esa misma semana renuncié a mi trabajo y me mudé de ciudad; quería estar lejos de Constanza, lejos de sus hijos y de su adinerado y estúpido marido; pero sobre todo lejos de aquel vagabundo con el que sentí tanta afinidad al llegar a casa.
Fotografía: Jimena Castiñeyras; Flickr: https://www.flickr.com/photos/jimenacasti/ Link de la Foto: https://www.flickr.com/photos/jimenacasti/8438560603/ (Que lindo queda el blog con esta fotito) |
No hay comentarios:
Publicar un comentario