Crónica de un tiovivo estático.
Marcos Hillebrand.
shaquerla.blogspot.com.ar
Algunos días después de dejar de lado "Once días de Buque" me embarqué en lo que sería mi mejor cuento; y lo digo porque sé que el tiempo me dará la razón.
Sin conocer siquiera cómo funciona la razón, la abandoné al tiempo, buen encargado irresponsable de mi destino.
¡¿Qué iba a hacer si no?! Era lo único que me quedaba. Pensándolo mejor, siempre fue lo único que tuve.
Y así es que ni de mi tiempo ni de mi destino soy el dueño, lo único que aún me respeta y cumple conmigo es mi entusiasmo, que al mismo tiempo tiene un solo destino: matar al sin destino y sin tiempo con una buena dosis de desilusión.
Odio al entusiasmo, tan kamikaze.
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