miércoles, 16 de julio de 2014

¡Escúpelo!



¡Escúpelo!

Marcos Ezequiel Hillebrand.
shaquerla.blogspot.com.ar

  Entender que algunas cuestiones se van sucediendo pero que en algún punto acaban, es entender que ya nada es ni más fácil ni más difícil, simplemente acaban. Me ha pasado, con alguna que otra cuestión,que de momento pareciera no tener fin, y que aunque estuviese la ilusión del final, de que uno está próximo a acercarse, continúa y continúa como un hilo largo en un carretel enorme, lleno de nudos. Una vez, en una de esas cuestiones como hilos infinitos, que se van sucediendo una tras otra, desaté un pequeño nudo de esos que también se van sucediendo como sin fin, y a los días de aquellos cinco minutos que me tomó desatarlo, el carretel cayó y rodó por el suelo, ya sin hilo. Vacío. Aquel que parecía no tener fin se consumió a sí y todo el hilo que yo iba sacando tomándolo de la punta ahora estaba todo enredado, enmarañado en el suelo, pero no me importaba. Recuerdo haberlo pisado y arrastrado, luego lo tomé con mis manos y arrojé el gran bollo de cuestiones dentro del tacho de basura. Fue satisfactorio no volver a tirar de la punta del hilo infinito. Del carretel nada más sé, simplemente desapareció. Quizás se haya escondido debajo de la cama y yo nunca lo vi, pero también es bueno suponer esa probable circunstancia, pues estaría lleno de polvo y hasta telarañas, y eso realmente me alegra. Lo único malo es que el tacho de basura nunca se llena, siempre tiene espacio para más, solo me basta meter la cabeza para encontrar otra vez aquel bollo de hilo todo pisoteado y atragantarme con él.

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