viernes, 23 de mayo de 2014

De frío manchada la pálida piel. Que bien le queda...

Esto es como para contar, porque nunca me pasó.
Con ella nos entregamos a la intemperie de la noche fría, un rato al menos,
porque después nos encanta abrazarnos y frotar nuestros abrigos, y nuestras pieles.
Y así, con la piel fría nos gusta querernos...
Por eso nos gusta el frío un poco.
Pero no el frío en calendario, el frío en presencia, y en esencia un poco menos,
porque nos gusta saber que nos ayudamos, que nos calentamos.
Nos gusta saber que nuestras pieles se extrañan.
Y por eso es como para contar, porque a mi nunca me pasó,
que la piel me pida desconocerme y buscarla,
para poder unirse de nuevo a mi, y a ella,
pidiendo lo caliente de sus yemas, lo suave de sus dedos
derritiendo mi cuerpo como cera, y uniendo de nuevo mis pedazos.
Y por eso el frío me gusta un poco, y antes no me gustaba...
...Antes no me gustaba porque estaba solo. Pero ahora me gusta el frío,
y a ella también, para poder abrazarme. Para poder abrazar, mi cuerpo frío.
Y tiritar no tanto, porque tiritar ya es un extremo.
Cuando tiritamos es hora de entrar de nuevo, y ahí si... abrazarnos.
Como si hubiesen pasado años en el balcón,
Como si mil y dos lunas hubiesen dominado la noche
y estuviésemos a punto de olvidarnos de ella, por tanto mirarnos a nosotros.
Mirarnos bien a los ojos, o mirarnos bien a los labios.
Y por eso nos gusta el frío, porque también, como la luna y el sol,
como el verano y la primavera, como su piel y mi piel,
se hace esperar, y cuando nos llama, cuando viene, se nota aquella su ausencia,
como cuando todo está perfecto, y se olvida uno de resguardar su fe.
Por eso nos gusta el frío, y tiritar no tanto, porque tiritar ya es un extremo,
Nos gusta el frío. Porque con las pieles frías, nos gusta abrazarnos.


Marcos Hillebrand.

1 comentario:

  1. "Y así, con la piel fría nos gusta querernos...
    Por eso nos gusta el frío un poco."
    Me encanta, este texto me pone la piel de gallina :)

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